El precio del barril de petróleo registró una nueva suba de 1,4% en promedio, a medida que se agrava la crisis energética mundial y como consecuencia de la escasez de oferta por parte de los países productores, marcando los niveles más altos desde octubre de 2014.
El barril de la variedad WTI ganó 1,4% para cerrar en 80,50 dólares mientras que el tipo Brent subió en igual proporción y se pactó en 83,60 dólares, según cifras suministradas por el Nymex.
En tanto, el gobierno de los Estados Unidos exhortó a los países productores de hidrocarburos a que «hagan más» para apoyar la recuperación económica mundial, según reveló un experto que pidió el anonimato.
El funcionario de la administración dijo que están vigilando de cerca el costo del petróleo y la gasolina y que están «usando todas las herramientas para hacer frente a las prácticas anticompetitivas en los mercados energéticos estadounidenses y mundiales para garantizar unos mercados energéticos fiables y estables».
Según el funcionario, han planteado la preocupación a un alto nivel con varios miembros de la alianza OPEP+.
Los altos precios de la gasolina no harán más que exacerbar la elevada inflación, apretar los presupuestos de las familias estadounidenses y perjudicar el destino político del presidente Joe Biden.
Desgraciadamente, los precios en las gasolineras pueden subir aún más por la crisis energética mundial.
La demanda mundial del petróleo repuntó más rápido de lo previsto, y los altos precios del gas natural están llevando a algunas naciones a cambiar la generación de energía al petróleo desde el gas.
En tanto, el gas natural ofreció una tregua ya que bajó 3,2% y cerró en 5,40 dólares por millón de BTU
Mientras tanto, la OPEP+ mantuvo limitada la oferta desde el inicio de la pandemia. En un momento dado, recortó más de 10 millones de barriles de suministro diario del mercado debido a la débil demanda.
A partir de julio, acordó aumentar la producción en 400.000 barriles diarios (bpd) para eliminar 5,8 millones de bpd de recortes continuos.
El cartel, liderado por Arabia Saudí y Rusia, se ha mostrado cauto ante los posteriores brotes de coronavirus que socavan la demanda y atentan contra las finanzas de los miembros, que se benefician de los precios más altos.
La producción de petróleo de Estados Unidos, que alcanzó un máximo de cerca de 13 millones de bpd a finales de 2019, sigue estando muy por debajo de ese nivel a pesar de que la demanda diaria de combustible ha repuntado hasta los niveles anteriores a la pandemia.